Estoy haciendo la maleta para volver a mi ciudad... donde crecí, donde reí, donde lloré. Donde aprendí muchísimas lecciones que me sirven hoy, o no, quién sabe.
Estoy haciendo la maleta con ganas de volver, echando mis mejores ropas para vestir las mejores galas en mi tierra.
Estoy haciendo la maleta y tengo miedo. No soy capaz de dejarlos aquí e irme sin ellos. Vienen conmigo. Tengo miedo porque sé que no todo es como lo recuerdo. Tengo miedo porque no sé cómo será cuando me dé cuenta de que todo ha cambiado más de lo que me imagino...
Todo. Todo ha cambiado deprisa, sin pedirme permiso, sin contar con mi opinión... Yo no quería que cambiara, a mi me gustaba mi vida así.
Me acuerdo como si fuera ayer. Me acuerdo como era despertarme cada mañana y saber que iba a verle, a él, esperándome a la misma hora en el mismo sitio. En el autobús de las 8 menos cuarto, allí, sentado de la misma forma para darme mi beso de buenos días. Su olor, sus labios... Y verles a ellas, mi vida, las únicas capaces de entender todo lo que digo y lo que pienso y lo que siento... y si digo es todo es porque es todo, sin excepciones.
Por qué... eso es lo único que me pregunto: por qué.