lunes, 28 de febrero de 2011

¿La felicidad como meta? No. La felicidad como estilo de vida.

Soy feliz. 
Siempre lo he pensado, pero hoy, más que nunca, me he dado cuenta de todo lo que tengo.
Soy feliz porque tengo personas a mi alrededor que hacen que lo sea.

Mi familia. Tengo una familia siempre conmigo, siempre pendiente de mí. Una madre que cada mañana se levanta con una sonrisa y con un día de trabajo por delante, y sin embargo nunca para de darme amor. Nunca se cansa. Un padre que no para de trabajar nada más por darme a mí y a mis hermanos todo lo que necesitamos y más... y no se cansa tampoco. No se cansan porque el amor que les empuja a seguir es demasiado grande, y nunca sabrán cuánto lo agradezco.
Y tengo a mis hermanos, lo más grande que se puede tener. Hacen que me emocione con cada historia que tienen que contarme, aunque tenga la sensación de que ya las he vivido. Me hacen feliz nada más con mirarlos y  ver que me necesitan, porque yo también los necesito a ellos. No se cansan nunca y además de felicidad, me transmiten energía... todavía les queda mucho por experimentar y tienen ganas de hacerlo.

Pero esto solo es el comienzo, porque mi felicidad es muy completa, de hecho, está formada por muchas más cosas que aunque sean diferentes entre ellas, tienen la misma importancia.

Mis amigos. Soy feliz porque sé que tengo amigos que me quieren. Están ahí día a día, y hacen que a parte de sentirme feliz, me sienta segura... sé con total certeza que nunca me dejarán de lado. Sé que siempre estarán para ayudarme. Y se lo agradezco. Hacen que cada día sea diferente y que siempre haya una historia que recordar. Hemos pasado juntos momentos muy buenos, pero por supuesto, y sin poder evitarlo, también hemos pasado momentos que no lo eran tanto. Pero estábamos juntos, y eso es lo que cuenta.
Yo ya he podido aprender que los amigos son aquellos que aparecen en los momentos oportunos y que son felices con tu felicidad. Es así de simple.
Los amigos son complicidad, amor y cariño. Los amigos son un regalo realmente valioso.
Ellos forman una parte muy importante de mi felicidad, y sinceramente, aunque a veces nos cueste decirlo, sé que sin ellos nada sería lo mismo.

Y todo se completa con cosas tan simples como poder cada noche regresar a mi casa y tener una cama donde dormir. Despertarme cada día y saber que, aunque a veces el sol no brille como debería, voy a estar bien acompañada.
Mi felicidad es simple, aunque parezca que no. Yo no necesito que me compren con objetos preciosos, o que me mientan diciéndome palabras bonitas que realmente no me quieren decir, simplemente por quedar bien o demostrar algo a no se quién realmente. Mi felicidad va mucho más allá de eso, de hecho, se mantiene al margen de tanta superficialidad...
Lo único que necesito para ser feliz es tener a mi familia cerca y poder demostrarles a mis amigos lo que les quiero. Y puede que en este caso sea un poco egoísta, sí. Porque no existiría felicidad teniendo sólo a mi familia. No existiría felicidad teniendo sólo a mis amigos. Lo necesito todo. Y por supuesto, mi felicidad nunca terminaría de ser si la vida no me regalara día a día esos pequeños detalles que ella sabe que me encantan... Pero bueno, ¿y tú? ¿Eres feliz?


martes, 15 de febrero de 2011

Pues eso...


Es cierto que no siempre conseguimos lo que queremos, pero ¿qué sería la vida sin retos? 
¿No creéis que hay que seguir luchando? Pues sí. Tenemos que luchar hasta que consigamos nuestros objetivos, y si abandonamos en mitad del camino no debemos preocuparnos, porque eso significa que no nos importaba tanto como creíamos.

domingo, 6 de febrero de 2011

Dímelo tú

Quizás me haya precipitado, de hecho, es lo más probable, pero no he podido evitarlo. Mi cabeza intentaba hacer lo que es considerado como lo más correcto, pero mis sentimientos eran otros y, normalmente, es mi corazón quien gana el pulso.
No quería que esto ocurriera, pero cuando algo ocurre, probablemente sea porque es todo lo contrario a lo que quieres que suceda.
La verdad es que hacía mucho que estas emociones no recorrían mi cuerpo, y no las echaba de menos. Y lo que seguro no echaba de menos eran los sentimientos que estas provocan.
Tenía otras cosas pensadas y de un momento a otro mi lista de prioridades da un giro de 180 grados.
En mis planes entraba yo. Simplemente yo. 
Centrarme en lo que quiero hacer y en mí. Sin tener que dar nunca explicaciones. Sin tener que cuidar o pensar en alguien más que no fuera yo.
Todo iba bien. Yo era feliz y deseaba que todo siguiera tal y como estaba yendo, pero esa noche...
Esa noche apareciste tú, y yo con mis creencias y supersticiones me creí que era una señal del destino. De hecho, aún lo sigo creyendo. Fue algo en el preciso momento, en el preciso lugar, y no creo en las casualidades.
Mis sentimientos avanzaron como me temí que ocurriría. Avanzaron y no sé si al mismo ritmo que los tuyos.
Me siento como una niña pequeña imaginándome contigo. He creado miles de momentos perfectos en los que solo importábamos tú y yo...una locura, ya ves.
Y ahora mi lista de prioridades se convirtió en una lista de deseos y más deseos en los que solo aparecías tú. De un momento a otro pude ver que estaba tan ocupada con mis sueños que no me di cuenta de que quizás esto no me lleve a nada bueno. Precipitarme nunca ha ido ligado conmigo y no he hecho otra cosa.
Cuando imagino todo lo que podríamos ser juntos me doy cuenta de que nunca lo conseguiré. Me doy cuenta de que nunca podría ser tan feliz, porque las cosas en la vida no suelen ser tan fáciles.
A veces me animas a continuar soñando y de repente, con alguna palabra, haces que todo se esfume. En un soplo.
No sé qué será de ti ni de tus sentimientos. No sé que te lleva hasta mí o que te une, pero necesito que en algún momento seas transparente y me dejes ver todo lo que piensas, imaginas o sueñas.
Necesito que me des un pequeño empujón para seguir, porque me estoy planteando dejar esto a medias aunque me guste luchar por lo que quiero.


miércoles, 2 de febrero de 2011

Don't let me go


No imaginas lo afortunada que me puedo llegar a sentir imaginándome contigo. No imaginas las ganas que tengo de iluminarme en tu mirada y lo feliz que me haría poder sacarte una sonrisa. No imaginas nada. 
No tienes ni idea de mis ganas de compartir contigo cada momento de mi día para que tu lo hagas especial.
Me encantaría poder describirte el nudo que siento al pensar en ti, las ganas que tengo de que me abraces y me hagas sentir única a tu lado. 
Me envuelve la esperanza y la ilusión. Me guío de mis sentimientos. Confío en que ellos puedan traerme la pasión que tanto anhelo. La pasión que quiero que me des tú.
Porque quiero que nuestros amaneceres sean nuevos cada día, quiero que mi voz sea lo único que necesites para vivir. Quiero que en mi mirada puedas ver lo que estoy pensando en cada momento. Quiero que mis besos sean tu única cura y que mis labios sean tu deseo de cada día. Quiero que me abraces para no dejarme marchar, aunque nunca me iría de tu lado, y que cuando lo hagas detengas el mundo para siempre.
Pero lo que más deseo es tenerte junto a mi en cada suspiro y en cada despertar. En cada momento de soledad y de pasión. Quiero tenerte a ti porque no hay explicación de que te haya elegido y me gusta, porque cuando hay amor las explicaciones están de más...