Soy feliz.
Siempre lo he pensado, pero hoy, más que nunca, me he dado cuenta de todo lo que tengo.
Soy feliz porque tengo personas a mi alrededor que hacen que lo sea.
Mi familia. Tengo una familia siempre conmigo, siempre pendiente de mí. Una madre que cada mañana se levanta con una sonrisa y con un día de trabajo por delante, y sin embargo nunca para de darme amor. Nunca se cansa. Un padre que no para de trabajar nada más por darme a mí y a mis hermanos todo lo que necesitamos y más... y no se cansa tampoco. No se cansan porque el amor que les empuja a seguir es demasiado grande, y nunca sabrán cuánto lo agradezco.
Y tengo a mis hermanos, lo más grande que se puede tener. Hacen que me emocione con cada historia que tienen que contarme, aunque tenga la sensación de que ya las he vivido. Me hacen feliz nada más con mirarlos y ver que me necesitan, porque yo también los necesito a ellos. No se cansan nunca y además de felicidad, me transmiten energía... todavía les queda mucho por experimentar y tienen ganas de hacerlo.
Pero esto solo es el comienzo, porque mi felicidad es muy completa, de hecho, está formada por muchas más cosas que aunque sean diferentes entre ellas, tienen la misma importancia.
Mis amigos. Soy feliz porque sé que tengo amigos que me quieren. Están ahí día a día, y hacen que a parte de sentirme feliz, me sienta segura... sé con total certeza que nunca me dejarán de lado. Sé que siempre estarán para ayudarme. Y se lo agradezco. Hacen que cada día sea diferente y que siempre haya una historia que recordar. Hemos pasado juntos momentos muy buenos, pero por supuesto, y sin poder evitarlo, también hemos pasado momentos que no lo eran tanto. Pero estábamos juntos, y eso es lo que cuenta.
Yo ya he podido aprender que los amigos son aquellos que aparecen en los momentos oportunos y que son felices con tu felicidad. Es así de simple.
Los amigos son complicidad, amor y cariño. Los amigos son un regalo realmente valioso.
Ellos forman una parte muy importante de mi felicidad, y sinceramente, aunque a veces nos cueste decirlo, sé que sin ellos nada sería lo mismo.
Y todo se completa con cosas tan simples como poder cada noche regresar a mi casa y tener una cama donde dormir. Despertarme cada día y saber que, aunque a veces el sol no brille como debería, voy a estar bien acompañada.
Mi felicidad es simple, aunque parezca que no. Yo no necesito que me compren con objetos preciosos, o que me mientan diciéndome palabras bonitas que realmente no me quieren decir, simplemente por quedar bien o demostrar algo a no se quién realmente. Mi felicidad va mucho más allá de eso, de hecho, se mantiene al margen de tanta superficialidad...
Lo único que necesito para ser feliz es tener a mi familia cerca y poder demostrarles a mis amigos lo que les quiero. Y puede que en este caso sea un poco egoísta, sí. Porque no existiría felicidad teniendo sólo a mi familia. No existiría felicidad teniendo sólo a mis amigos. Lo necesito todo. Y por supuesto, mi felicidad nunca terminaría de ser si la vida no me regalara día a día esos pequeños detalles que ella sabe que me encantan... Pero bueno, ¿y tú? ¿Eres feliz?