martes, 15 de noviembre de 2011

Vive el AMOR

El tiempo, que no perdona.
Las promesas sin cumplir.
El amor que se fue…
Los sueños que teníamos juntos.
El futuro que nosotros mismos habíamos planeado.
Juntos no faltaba ni la ilusión, ni la fuerza, ni el amor…
Todo, eso es lo que éramos el uno para el otro.
Los silencios cobardes.
Las miradas que hablaban.
Las caricias inocentes.
Nadie lo sabía, ni siquiera nosotros.
Nadie sabía nuestras silenciosas promesas de amor.
Nosotros contra todos… contra todo.
Yo quería ser tuya siempre, tú lo sabías.
Tú querías ser el único para mí, yo lo sabía…
Sin hablar. Nunca una palabra de esto.
Promesas sin sentido.
Cariño a escondidas del mundo.
Aprendimos a leer entre líneas.
Aprendimos a hablar con la mirada, y con las caricias, y con los gestos…
Todo hablaba de lo nuestro, menos nuestras palabras.
Errores.
Oportunidades que no supimos aprovechar.
Ahora en la nada más insignificante se han convertido esas promesas,
Como si nunca hubieran existido.
La ilusión.
La fuerza.
El amor.
Vivimos con eso y no nos dejamos llevar… algo tan de moda ahora.
Desde el primer día ya lo supimos, decíamos.
Tú, tu vida. Yo, la mía.
Y mientras tanto, el gran lazo que hacía imposible nuestra separación.
No supimos nunca que era exactamente, pero no intentamos averiguarlo… ¿Para qué?
Disfrutar sin preguntas.
Querer sin limitaciones.
Amar sin restricción.
¿Te he perdido?
He estado perdiéndote.
Es tarde…
¿Qué hacer ahora si únicamente hemos utilizado este tiempo para equivocarnos?
Nunca te he dicho qué significabas para mí.
‘’Seré tu chica’’ – sueño con decirte
Nunca nos atrevimos a cruzar la estúpida línea que nosotros mismos impusimos, dibujamos.
Llegó la hora de decirte que te quedes.
De decirnos con valor lo que tanto tiempo llevamos esperando.
De luchar por lo que amamos.
Por lo nuestro, que aunque no hemos sabido admitirlo siempre ha estado.
Quizás haya llegado la hora de querernos, sí,  querernos…
Pero no a escondidas.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Secretos? Los de tu mirada

Recuerdo el primer momento. Aquel en el que nuestros ojos se cruzaron por primera vez. Bueno, ojos no, más bien miradas. Sobre todo la tuya… la que me capturó en aquel momento y nunca más me ha vuelto a soltar. No sé si porque tú no quieres o porque yo veo imposible separarme de ti. Olvidarte.
Nunca creí en las historias con las que todos soñamos, porque son eso mismo: sueños. Ese gesto de repente que hace que comience algo mágico, esas palabras o ese perfume. En mi cuento fue tu mirada. Firme, directa, sin miedo. Sí que afirmo que cuando me miras, no hace falta ni una palabra más.
Ahora sueño. Con encontrarte, con que me busques entre tanta gente. Sueño con que me cojas la mano, tan dulce como tú sabes, acariciándomela sin que nadie de alrededor se entere. Solo tú y yo. Solo sentimos nosotros y solo para nosotros gira el mundo. Entonces respiro por no ahogarme, porque tú… porque tú cortas mi respiración.
¿No te quieres quedar un poco más? Hablas, sin decir nada. Tus ojos… te delatan. Sí, lo dicen todo.
Ya sabes, aunque no sea capaz de decírtelo, que me quedaría contigo siempre. Dejaría que me abrazaras, que me sedujeras con tus tiernos besos, que tu perfume me embriagara… podría estar sin cruzar una palabra el tiempo necesario, pero no sin sentirte cerca porque eso es lo que me hace sentir, brillar.
Cambiaste todo lo que he sido. Todo lo que quería ser. Esas reglas que me puse a mí misma, y me prometí cumplirlas están rotas. Porque tú, tú, has hecho que todo desaparezca. No me acuerdo, o no me quiero acordar, de lo que le prometí a mi corazón, aunque todavía hay algo en mí que me grita: cuidado. Y lo tengo. No me precipito, aunque contigo sea casi imposible.
Déjame marcar el ritmo, porque es fácil ir al tuyo, pero no es seguro. Deja que no me arrepienta de nada… Pero no dejes de mirarme. Y es que eso de que la mirada a veces mata, es un cuento que alguien que no lo ha sentido ha contado sin más, porque hay miradas que no matan, no, todo lo contrario… dan la vida.